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¿Cuál es el día más bello? Hoy.
¿Cuál es la cosa más fácil? Equivocarse.
¿Cuál es el obstáculo más grande? El miedo.
¿Cuál es el mayor error? Abandonarse.
¿Cuál es la raíz de todos los males? El egoísmo.
¿Cuál es la distracción más bella? El trabajo.
¿Cuál es la peor derrota? El desaliento.
¿Quienes son los mejores profesores? Los niños.
¿Cuál es la primera necesidad? Comunicarse.
¿Qué es lo que hace más feliz? Ser útil a los demás.
¿Cuál es el misterio más grande? La muerte.
¿Cuál es el peor defecto? El mal humor.
¿Cuál es la persona más peligrosa? La mentirosa.
¿Cuál es el sentimiento más ruin? El rencor.
¿Cuál es el regalo más bello? El perdón.
¿Qué es lo más imprescindible? El hogar.
¿Cuál es la ruta más rápida? El camino recto.
¿Cuál es la sensación más grande? La paz interior.
¿Cuál es el resguardo más eficaz? El optimismo.
¿Cuál es la mayor satisfacción? El deber cumplido.
¿Cuál es la fuerza más potente del mundo? La fe.
¿Quiénes son las personas más necesitadas? Los padres.
¿Cuál es la cosa más bella de todas? El amor .
 



 




 








































 




















 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 












 Lord Byron, el gran poeta inglés, sentía profundo afecto por los perros y, explicablemente con mayor intensidad por el suyo, un bello terranova llamado Boatswain. El noble animal enfermó de mal de rabia, pero nunca mordió a nadie, sino a sí mismo.
Se cuenta que el poeta le curaba solícitamente y no tenía miedo ni escrúpulo para limpiar, con su mano desnuda, la boca llena de baba del pobre perro. Y cuando éste murió, Byron hizo grabar en el pedestal del monumento que construyó en su memoria, y el cual soportaba una urna antigua, el siguiente epitafio:
"Cerca de este lugar, reposan los restos de un ser, que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad, y todas las virtudes del hombre sin sus vicios.
Este elogio, que constituiría una absurda lisonja, si estuviera escrito sobre cenizas humanas, no es más que un justo tributo a la memoria de Boatswain, un perro nacido en Terranova, en mayo de 1803, y muerto el 18 de noviembre de 1808".
Lord Byron, el gran poeta inglés, sentía profundo afecto por los perros y, explicablemente con mayor intensidad por el suyo, un bello terranova llamado Boatswain. El noble animal enfermó de mal de rabia, pero nunca mordió a nadie, sino a sí mismo.
Se cuenta que el poeta le curaba solícitamente y no tenía miedo ni escrúpulo para limpiar, con su mano desnuda, la boca llena de baba del pobre perro. Y cuando éste murió, Byron hizo grabar en el pedestal del monumento que construyó en su memoria, y el cual soportaba una urna antigua, el siguiente epitafio:
"Cerca de este lugar, reposan los restos de un ser, que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad, y todas las virtudes del hombre sin sus vicios.
Este elogio, que constituiría una absurda lisonja, si estuviera escrito sobre cenizas humanas, no es más que un justo tributo a la memoria de Boatswain, un perro nacido en Terranova, en mayo de 1803, y muerto el 18 de noviembre de 1808".

1 comentario:
Me ha gustado mucho; dices grandes verdades.
Un abrazo
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