
La ofrenda del ángel
Ese ángel que me ofrece la flor,
ese ángel azul que me ofrece una flor
lleva escrita en sus párpados la huella
de la arena, el signo blanco y tibio
del olvido. En cada pétalo un nombre,
en cada nombre el temblor helado
del invierno. Más allá del cristal
está lloviendo, llueve más acá
de la sangre. El agua arrastra el limo
de los sueños, hasta sellar los labios.
Y la flor, incesante, se me ofrenda
con su aroma de escarcha. El agua empapa
los cabellos, corre sobre los hombros,
sobre la boca azul, sobre los párpados.
Desde su eternidad de fuego y barro
me regala una flor. Mientras el agua
cae, mansa, insomne, sobre el mundo.