Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.
Una de las vasijas tenia varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente; desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la vasija quebrada le habló al aguador así, diciéndole: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir."
El aguador, le dijo compasivamente: "Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino."
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo, pero de todos modos se sentía apenada porque al final, solo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
El aguador le dijo entonces: "Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino?
Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.
No lo olvides. NO SOMOS PERFECTOS.
Lord Byron, el gran poeta inglés, sentía profundo afecto por los perros y, explicablemente con mayor intensidad por el suyo, un bello terranova llamado Boatswain. El noble animal enfermó de mal de rabia, pero nunca mordió a nadie, sino a sí mismo.
Se cuenta que el poeta le curaba solícitamente y no tenía miedo ni escrúpulo para limpiar, con su mano desnuda, la boca llena de baba del pobre perro. Y cuando éste murió, Byron hizo grabar en el pedestal del monumento que construyó en su memoria, y el cual soportaba una urna antigua, el siguiente epitafio:
"Cerca de este lugar, reposan los restos de un ser, que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad, y todas las virtudes del hombre sin sus vicios.
Este elogio, que constituiría una absurda lisonja, si estuviera escrito sobre cenizas humanas, no es más que un justo tributo a la memoria de Boatswain, un perro nacido en Terranova, en mayo de 1803, y muerto el 18 de noviembre de 1808".
7 comentarios:
Qué cuento tan bello y cuanto bien me hace me siento muchas veces como esa tinaja . Un besin.
Hola cielo que precioso cuento y ademas con mucha verdad me gusto
un beso desde mi Luna
Prfeciosa historia Sol y Luna que encierra una gran verdad, todos somos importantes con nuestras imperfecciones, nuestros defectos, nuestras carencias. Siempre tenemos algo que aportar los unos a los otros. Un besazo mi reina.
Hola Sol y Luna,
Por fin hoy puedo pasearme por aqui -no me dejaba-.
Esta historia es una de mis nuestras preferidas.
Gracias! y un abrazo
Preciosa historia.
Saludos, cuídate
Hermoso cuento y cuantas verdades encierran tus palabras.
Nadie somos perfectos más de uno que conozco le invitaré a que lea esta entrada, no le vendría nada mal....
La foto me encanta, me recuerda a a mi infancia.
Un beso bonita.
Linda Historia ! Qué bueno es comprobar que de todo se puede rescatar el lado positivo!
Besitos
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